Añoranzas: Los pueblos que no quieren conocer su historia, no merecen existir
Autor: Rómulo Elío Calvo Orozco
“Los pueblos que no quieren conocer su historia, no merecen existir”
Los hechos acaecidos en tiempos pasados marcan la historia de los pueblos y al recordar las gestas históricas que jalonaron la vida uyunense no es echar sombras a lo que sucede actualmente, solo es añorar para que la colectividad sepa lo que fue su tierra en otros tiempos.
Uyuni nació como pueblo ferroviario. La corriente migratoria nacional y extranjera, aportó positivamente a su desarrollo y progreso con gente imbuida de mucho entusiasmo para colaborar en todas sus actividades. Fue centro ferroviario por excelencia. La maestranza era una de las tres más grandes de Sudamérica. Los carrilanos marcaba el paso del acontecer uyunense hasta que declinó con la nacionalización de los ferrocarriles provocando el éxodo de muchos de sus habitantes.
La particularidad de los uyunenses era su hospitalidad, sentimientos de amistad y sinceridad con las que recibían a los que llegaban a su terruño, se caracterizaban por su gentileza y cortesía, saludaban afectuosamente a propios y extraños como si fueran antiguos conocidos. La falta de esos atributos en sus habitantes en la actualidad supone que la ciudad benemérita ha perdido su identidad.
Las actividades deportivas, sociales y culturales eran cultivadas con esmero. Los equipos de basquetball y futbol honraron a la Hija Predilecta de Bolivia. Campeonatos nacionales de Basquetball se efectuaban en su modesta cancha porque los directivos de la Federación Boliviana confiaban en el éxito de los certámenes por la masiva asistencia de los aficionados, lo que no ocurría en otras regiones.
Las tendencias artísticas y culturales estuvieron ligadas a los clubes deportivos, como el Bolivia Railway S.C., Royal S,C., Bolívar y otros que no descuidaban la formación didáctica de sus asociados. Presentaban veladas literario musicales como prácticas estéticas, doy fe de ese periodo porque participé de las inquietudes de una juventud pletórica de entusiasmo.
Las familias ferroviarias constituían un fuerte contingente social, festejaban matrimonios, cumpleaños, bautizos, etc. El intercambio hogareño era permanente. Después de cumplir su horario los trabajadores, sin discriminación concurrían a sus clubes para departir amigablemente y practicar diferentes juegos de salón ajedrez, ping pong, billar, billas. Había agasajos con diferentes motivos. Fueron tradicionales los festejos de la Virgen de Fátima.
Estuve en Uyuni en el mes de julio, encontré una ciudad diferente a la de mis tiempos, ha progresado y crecido mucho, especialmente en el campo urbanístico, pero he podido ver que han perdido vigor las instituciones sociales y deportivas que eran el orgullo de esa linda tierra, otras han desaparecido como los clubes Rotary y Leones. Ya no se practican deportes, como tenis, golf y ajedrez, las instalaciones del stadium de futbol están en ruinas.
El progreso determina el cambio de la vida de los pueblos. El turismo y el comercio son parte de la actividad de los habitantes de la Hija Predilecta de Bolivia. Pero no podemos dejar de recordar nuestros tiempos. Antiguos uyunenses que viven aún en la ciudad benemérita deben sentirse extraños en su propia tierra.
Me alegro por el desarrollo que ha alcanzado Uyuni y deseo lo mejor para su futuro.
Fue un uyunense de corazón, parte de nuestro equipo de redacción, quien aportó con artículos históricos, recopiló datos importantes del pasado de la ciudad de Uyuni, que se hubieran perdido con el tiempo. ¡Gracias don Rómulo!. Falleció el 2 julio de 2023.