Uyuni, recordar es vivir otra vez
Parafraseando al escritor Gabriel García Márquez “la vida no es lo que uno vivió, sino la que uno recuerda para contar”. Relato la mía, pensando que encierra conceptos que pueden ser productivos. Sea como sea, si tengo dudas a donde pude llegar, recordaré todo lo que enfrenté, todas las batallas que gané y los miedos que superé
El éxito no es por lo que se logra, es por los obstáculos que se vencen. No se trata de ser ganador o perdedor, hay que ser uno mismo y dar lo mejor .Las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que se dejan. Es importante almacenar buenos recuerdos porque al recurrir a la memoria, esta es agradable, sabia, llena de esperanzas y plenitud hacia las generaciones venideras.
Las personas no son por lo que piensan, son por lo que hacen, unas viven tranquilas, otras procuran que su paso por este mundo sea útil. Cuando llega la tercera edad, las nostalgias son más fuertes, hay tiempo para recordar amigos, instituciones y lo que se hizo o no cuando Dios nos ubicó en un lugar y tiempos determinados.
Nací en Telamayu, Sud Chichas, Departamento Potosí el 9 de abril de 1926. Mis padres, doña Carmen Orozco Nolasco y don Juan Elío Calvo. Contraje matrimonio con la Prof. Asunta Rodriguez Vargas. He sido bendecido con una hermosa familia 5 hijos, 15 nietos y 4 bisnietos. Soy adicto a la lectura, mi prima hermana Rosa me enseñó a leer a mis 4 años, no compartía mucho los juegos infantiles, salía poco a la calle y me decían monjita. Me encanta la música romántica y la nacional.
Desde niño ayudaba a mi papá en su ocupación. En vacaciones estudiantiles trabajaba en las secciones mineras del sud, estaba acostumbrado a arrimar el hombro, en Uyuni me dediqué a sus quehaceres.
La vida hay que afrontarla con filosofía. Los educadores jesuitas me dieron una formación moral, espiritual y de disciplina acentuada. Uno de ellos decía “Asi nomas son las vacas, unas gordas y otras flacas”. Sencilla expresión para aceptar lo que no está en nuestras manos modificar. El deporte me abrió las puertas de los lugares a los que llegué, es rico en amistades e integra a las personas.
Quedé huérfano muy joven. Asistieron al sepelio de mi papá amigos ferroviarios de Uyuni, me ofrecieron empleo. Así llegué a la tierra bendita, de clima congelado, pero de corazón ardiente, donde reinaba la hospitalidad, amabilidad y cariño. Llevaba en mis manos la convicción del trabajo. Me considero hijo adoptivo de la Hija Predilecta de Bolivia. Soy ferroviario, alma, vida y corazón.
Dios planifica nuestra existencia. Todo cuanto nos sucede tiene un propósito. Dejé la universidad, estudié por correspondencia y mi condición de autodidacta me capacitó para el viaje por la vida. Mis jefes ingleses con marcado espíritu de responsabilidad, puntualidad, cumplimiento y disciplina, forjaron mi personalidad. En Uyuni existió una Universidad Ferroviaria.
Realicé obras de ingeniería y arquitectura, colaboré a varios Alcaldes Municipales, Autoridades Provinciales e Instituciones Públicas, dicté clases de Matemáticas en el Colegio Antonio Quijarro, la Promoción de Bachilleres 1964 lleva mi nombre. En ENFE asumí cargos jerárquicos de importancia.
La Confederación de Ferroviarios concedía préstamos para adjudicar viviendas, como perito presentaba mi informe. Los interesados ofrecían pagarme, pero no aceptaba, eran amigos. Me agradecían con atenciones en sus hogares, en el club u otros lugares de esparcimiento.
Mi actividad por el desarrollo de la ciudad benemérita fue siempre desinteresada, Dios ha querido que la Alcaldía de Uyuni reconozca mi labor con una condecoración y don Tito Ponce López, en su libro UYUNI ,Más allá del tiempo, me incluya entre las personas Notables.
Fue un uyunense de corazón, parte de nuestro equipo de redacción, quien aportó con artículos históricos, recopiló datos importantes del pasado de la ciudad de Uyuni, que se hubieran perdido con el tiempo. ¡Gracias don Rómulo!. Falleció el 2 julio de 2023.