Nostalgias de nuestra querida Uyuni
Autor: Felipe Ramirez
Los encuentros casuales con amigos de la infancia y la adolescencia, siempre traen recuerdos imborrables de nuestra vivencia en la Hija Predilecta de Bolivia, casualmente unas fotografías de pasadas épocas sacaron del fondo de mi mente situaciones hermosas que nunca deberíamos olvidar como ser los patrióticos festejos de fechas históricas, las celebraciones emotivas dedicadas a seres entrañables como la madre, el maestro, (el día del padre se instauró mucho después) o las alegres fiestas del estudiante y el día de la raza, que era el nombre que se daba al feriado del 12 de octubre en celebración de la conquista de América por Cristóbal Colon, las que se celebraban todos los años.
Quién no recuerda las concentraciones y desfiles cívicos para lo cuales se alistaban los guardapolvos blancos, nuevos, o relucientemente limpios, así como los ternos oscuros, acompañados clásicamente por los calzados Manaco, que para estas fechas traía un abundante stock, el que era entregado a crédito a los trabajadores del ferrocarril y de otras empresas, con los que marcialmente pasábamos ante el altar patrio ubicado siempre en el teatro municipal.
Pero sin duda alguna las concentraciones más emotivas eran las del día de la madre, donde, a todo volumen, se escuchaba la famosa poesía “el último brindis del poeta”, seguidas de las emotivas palabras del profesor René Leytón que nos arrugaban el corazón y hacían derramar lágrimas a los asistentes .
Pero lo que más me emocionó fue ver la fotografía de un festival del 12 de octubre, donde cada escuela y colegio representaba acto, danza o alegoría dependiendo de lo programado por la supervisión escolar, así por ejemplo se presentaban danzas folklóricas, donde a diferencia de hoy, todo el vestuario era elaborado por los padres de familia, también se presentaban alegorías a cuentos infantiles como ser La cenicienta, donde todos los personajes eran caracterizados con disfraces de la época, fabricando, inclusive, un carruaje que al no existir caballos para jalarlo, era movilizado por nuestro querido amigo Rodas, el mas fortachón de la escuela. Así mismo se representaron caricaturas de la época, como ser Benitín y Eneas o la sin par Ramona y no podía faltar la fábula del lobo y los tres cerditos, etc.
Inmediatamente también recordé otras actividades hermosas que eran las coronaciones del día del estudiante, muchas de ellas tenían como lugar el cine Ferroviario donde se pagaban entradas para apreciar estos actos, ya que, a diferencia de otras ciudades, las coronaciones se las ambientaba en épocas históricas características, por ejemplo la era Luis XV donde todos los participantes eran miembros de la corte real ataviados con trajes relucientes, tacones altos y pelucas fabricadas en algodón por el habiloso profesor Jorge Quintanilla o en la época del incario con las túnicas bordadas de motivos incaicos en dorado así como las sandalias habilosamente fabricadas por los papás.
Tal era el esmero que para una mejor caracterización las escuelas exclusivas de niñas, como la Juana Azurduy de Padilla, tenía que conseguir niños varones que representen a los pajes de la coronación, situación que algunas veces se tornaba difícil, ya que, por los celos de la competencia, su escuela vecina de niños Aniceto Arce, se negaba a proporcionar a sus alumnos, por lo que esta escuela de niñas debía recurrir a niños de otras escuelas .
En el caso de la escuela Aniceto Arce para no recibir el mismo trato que dió a la escuela de niñas y al no tener reina para la coronación, presentó un rey y ambientó su coronación en la cultura árabe coronando un Califa.
Todos estos hechos rememorados a vuelo de pluma, son parte de una vivencia que, estoy seguro,muchos de los que nacimos o vivimos en Uyuni siempre recordaremos con nostalgia y cariño.
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