
Uyuni en el recuerdo

Uyuni tierra por siempre soñada, es el recuerdo de vida, mientras más lejos más añorada.
Recuerdos que encadenan el alma, a esa tierra única, propia y por siempre presente en el corazón de todo uyunense.
¿Cómo era Uyuni antes?
A medida que transcurría el siglo XX, Uyuni fue creciendo como el principal centro ferroviario del país. Precisamente por esa condición de centro ferroviario se constituía en una población plenamente informada, donde cualquier adelanto tecnológico era prontamente introducido en la ciudad.
Por ejemplo, cuando nuevos medios de comunicación se presentaban en el mundo, era inmediato que el ferrocarril los adquiriera. Caso directo es que cuando irrumpieron las telecomunicaciones por microondas, inmediatamente este sistema se instaló en Uyuni.
El primer vuelo en avión de Bolivia se registró en Uyuni, precisamente a principios de siglo, cuando varias personas de origen argentino y norteamericano, mediante el ferrocarril trajeron por partes un avión de esa época, lo armaron y efectuaron vuelos queriendo aprovechar las planicies que circundan la población.
Asimismo, una de las primeras exhibiciones de películas en el país se registró en el viejo Teatro Municipal, más luego la imponente construcción del Cine Teatro Ferroviario, acaparó toda la actividad cinematográfica.
En la mitad del Siglo XX, Uyuni era una población cuya actividad giraba en torno al ferrocarril, que con sus más de 1500 trabajadores, era el mayor centro de trabajo.
Era frecuente que en todas las familias, al menos uno de los miembros tenía actividades ligadas al ferrocarril.
Por entonces los sueldos de los trabajadores eran si no altos al menos suficientes, más aún luego de la revolución del MNR de 1952. Aparte del sueldo men- sualmente se hacía distribución de alimentos a precios subvencionados. Cuando un Kg. de carne costaba en los mercados 10 Bs., el trabajador lo ad-quiría en instalaciones del ferrocarril en 5 Bs.
Otros beneficios, como su excelente Seguro Social en sus amplios hospitales, hacían que el sueño de todo joven uyunense, sea ingresar a trabajar en los ferrocarriles, tanto así que se decía que toda muchacha del pueblo en edad de merecer, prefería a un ferroviario que por lo mismo se mostraban rogados y consentidos.
Era también frecuente que algún trabajador urgido de fondos acepte trabajar en sobretiempos, es decir en horarios nocturnos o de fin de semana, estas horas a veces se pagaban al doble como dicta la ley. Este sobresueldo habitualmente se empleaba fuera del presupuesto familiar. Los cínicos decían que era para pagar pensiones de pasadas aventuras o para «la querida», porque sueldo legal era para la esposa legal.

Uyunense sobresaliente, matemático reconocido, que aportó a la literatura de Uyuni.